Lección 5:
Expertos en la obediencia
¿Imaginas cómo sería si no pudieras escoger cuándo levantarte por la mañana o cuándo comer, dónde ir o qué hacer? ¿Cómo crees que te sentirías? Precisamente así era como vivía un esclavo en los tiempos bíblicos.
Mensaje:
Servimos a Sios cuando servimos a los demás con todo el corazón.Versículo para Memorizar:
“Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres”.Textos clave y referencias:
(Efesios 6:7)
Efesios 6:5-9
Mensajes para los jóvenes, pp. 226, 227.
En los primeros años, después de la muerte de Jesús, muchos cristianos eran esclavos. Las buenas nuevas de salvación han tenido su mayor alcance con los más infortunados y
¿quién es más infortunado que un esclavo? La esclavitud era común en la mayor parte del mundo y en algunos lugares, como las ciudades que Pablo visitaba, había muchos más esclavos que amos. En la mayoría de las iglesias que Pablo organizaba había tantos miembros amos como esclavos.
Un ciudadano romano podía poseer cientos de esclavos, y era libre de hacer con ellos lo que quisiera. Un amo podía golpear a sus esclavos, torturarlos y hasta matarlos. Si un esclavo trataba de defenderse, el amo podía hacer desaparecer a toda su familia. Era una vida dura, pero no poco común, por eso no es de sorprenderse que Pablo hablara en sus cartas directamente a los esclavos en algunos lugares, y hasta escribió toda la carta de Filemón a un amo acerca de su esclavo.
Ya que la esclavitud no es lícita en ninguna parte del mundo, puede ser que estés tentado a pasar por alto lo que Pablo dijo acerca de este asunto. Pero aunque no corremos el peligro de ser comprados, vendidos o ser propiedad de otro, siempre existirán otras personas a quienes debemos someternos. Ahora son los padres, maestros o entrenadores. Luego serán los jefes o el esposo o esposa y créanlo o no, hasta los hijos. La vida está llena de responsabilidad hacia otros y para otros, por eso las palabras de Pablo hacia los esclavos aún están llenas de sabiduría para nosotros hoy.
Pablo escribió: “Obedezcan a sus amos terrenales [...] con integridad de corazón” (Efesios 6:5). Integridad de corazón. Eso significa honestamente. Genuinamente. Hacerlo porque lo sientes, no simplemente porque lo tienes que hacer.
“Obedezcan no como los que quieren ganarse el favor humano, sino como esclavos de Cristo, haciendo de todo corazón la voluntad de Dios” (versículo 6). No hagas lo que te piden solo cuando alguien está mirando. Hazlo siempre, de corazón.
“Obedezcan [...] como a Cristo [...] Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor” (vers. 5-7). ¡Qué consejo!Trata a tu amo, ese despreciable, malo, tirano insensible, como si fuera Jesús. En los tiempos modernos eso significa hacer el trabajo para los padres, los maestros, los jefes o quien sea como si lo estuvieras haciendo para Cristo. Eso sería poner un nuevo sentido a lo que más detesto hacer, ¿no es así?
Imagina lo que podría hacer esta clase de obediencia entusiasta. Imagina cuán grande sería el testimonio. De 100 esclavos enojados, malhumorados y sin motivación, uno tiene buena disposición, hasta está alegre. Uno es agradable y optimista. Uno es fiel, confiable, dedicado y con iniciativa propia. ¿Crees que el amo lo notaría? Yo pienso que sí. Eso ha sucedido antes. Piensa en José y la niña esclava de Naamán. Sus vidas de responsabilidad y obediencia fueron influencias poderosas.
Pregunta a alguien que sea dueño o administrador de un negocio y te dirá que no hay muchas personas con dedicación, alegres y responsables. Esa clase de entusiasmo y servicio con integridad de corazón a los padres, jefes, maestros o cualquier otro, es tan popular hoy como lo era en la época de los amos hace 200 ó 2,000 años. Y esa clase de testimonio es un argumento poderoso en favor del evangelio, la clase de testimonio que todavía puede ganar a un amo para el Maestro.
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