Lección 2:
Una separación pacífica
¿Has tenido alguna vez una discusión dolorosa? ¿Cómo te sentiste? Cuando hay conflictos, usualmente alguien sale herido. Abraham descubrió una forma de evitar el conflicto. Imagina cómo sucedió.
Mensaje:
Poner a los demás en primer lugar es parte del plan de Dios para resolver los conflictos.
Versículo para Memorizar:
“Así que Abraham le dijo a Lot: ‘No debe haber pleitos entre nosotros, ni entre nuestros pastores, porque somos parientes”.
(Génesis 13:8).
Textos clave y referencias:
Génesis 13
Patriarcas y Profetas, cap. 12, pp. 111-113.
Abraham suspiró. Esta era la tercera vez en la semana que los pastores habían venido a quejarse de los siervos de Lot, y era lunes. Hasta se habían golpeado unos a otros. La semana anterior uno de los siervos había venido con un ojo amoratado. Si esto continuaba, alguien saldría seriamente herido.
Abraham era un hombre rico. A diferencia de los hombres ricos de nuestra época, que cuentan sus riquezas en acciones, dinero o propiedades, la riqueza de Abraham consistía en rebaños: ovejas, chivos, camellos, asnos y otros animales. Animales que se alimentaban y necesitaban mucha tierra para hacerlo. Era difícil encontrar pasto para tantos animales.
Esto era solamente parte del problema de Abraham. Su sobrino Lot vivía con él y también era rico. Tenía muchas ovejas, chivos, camellos y asnos. Y mientras Abraham y Lot estuvieran juntos, la tierra no podría alimentar a todas estas bocas hambrientas. Por esta razón los siervos siempre estaban discutiendo y peleando en aquellos días. Como sucede con una familia grande en una casa pequeña, habían crecido demasiado para el espacio que tenían. Ya era tiempo de separarse.
Abraham, por ser el mayor de los dos, tenía el derecho de decidir dónde quería vivir y pedirle a Lot que se mudara. Sin embargo, Abraham amaba a Lot y sabía que si hacía eso heriría sus sentimientos. Por esto fue y habló con Lot:
“No debe haber pleitos entre nosotros, ni entre nuestros pastores, porque somos parientes. Allí tienes toda la tierra a tu disposición. Por favor, aléjate de mí. Si te vas a la izquierda, yo me iré a la derecha
y si te vas a la derecha, yo me iré a la izquierda”.
Lot se detuvo para pensar. Le debía todo a su tío Abraham. Sabía que había adquirido toda su riqueza porque había escogido vivir y viajar con Abraham. Hacía poco habían viajado a Egipto y regresado con más riquezas. Lot sabía que socialmente lo aceptable era que dijera: “No, tío Abraham; tú debes escoger primero”. En aquella sociedad el mayor siempre tenía preferencia. La cortesía requería que dejase escoger primero a Abraham. Lot sabía que Dios había prometido toda esta tierra a Abraham y sus descendientes. Estaba listo para decir: “Está bien, tío Abraham; escoge tú primero”, pero se detuvo. Miró a su alrededor.
Allá a la izquierda habían campos de grano que se movían suavemente con el viento, plantaciones de olivos y viñedos. No lucía mal. Podía estar cómodo con esto. Pero a su derecha, ¡qué hermoso! El valle más fértil del país. Tan rico y verde como el Jardín del Edén. ¡También había ciudades, prósperas y encantadoras!
Inmediatamente Lot decidió, ya que Abraham le había dado la oportunidad de escoger, tomaría ventaja de la situación. Escogió ir hacía el este, y así ambas compañías se separaron sin dejar sentimientos de amargura.
Pero ¿qué habría sucedido si Abraham hubiese escogido primero y seleccionado el valle fértil? ¿Se habría dirigido Lot al otro lado sin llevar malos sentimientos, como lo hizo Abraham? ¿O este habría sido el principio de una lucha familiar? Algunas familias se han dividido por menos que eso. Solo tienes que ver hermanos y hermanas adultos peleándose por los muebles de los padres.
La historia de Abraham y Lot tiene un final feliz, pero no porque Lot hiciera nada al respecto. Ambos se separaron pacíficamente porque Abraham cedió su derecho. Simplemente estaba practicando el mejor principio conocido para llevarse bien con los demás, especialmente con los miembros de la familia.
Las madres son muy buenas para esto, probablemente porque ellas son las que más aborrecen las peleas familiares. ¿Has notado lo que sucede cuando hay tres pedazos de pastel y cuatro personas en la familia? La madre decide que ella no tiene muchos deseos de comer. ¿O si alguien tiene frío y dejó su abrigo en casa? Mamá toma el de ella y abriga al que está tiritando.
Jesús dijo: “Trata a los demás como quieras que ellos te traten a ti” (Ver Mateo 7:12). En Romanos lo dice de otra manera: “Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente” (Romanos 12:10). Abraham diría: “Deja que otros elijan primero y sé feliz con tu parte”. Esta es la ley más antigua en el libro para llevarse bien con los demás.
Post A Comment:
0 comments:
Escribe tu comentario.