About Us

About

Labels

slider

Recent

Navigation

Intermediarios | Lección 6: Recompensando al fugitivo | 3er Trimestre 2019 | Año D

Lección Intermediarios 3er Trimestre 2019

Lección 6:
Recompensando al fugitivo

Lección Intermediarios 3er Trimestre 2019

¿Has pensado alguna vez en huir de tu hogar? ¿Cómo sería? ¿Adónde irías? ¿Qué harías? Onésimo estaba en esa circunstancia. Él huyó de su amo y era un pobre y hambriento fugitivo cuando conoció a Pablo.


Mensaje:
Servimos a Dios cuando reflejamos su amor incondicional hacia otros.
Versículo para Memorizar:
“Deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda”.
(Mateo 5:24)
Textos clave y referencias: 
Filemón 1-22
Los hechos de los apóstoles, cap. 43, pp. 339-341. 

Onésimo se había metido en un lío. No era solamente un esclavo durante el Imperio Romano; era un esclavo fugitivo. Para empeorar la situación, era un esclavo fugitivo que había robado a su amo. Onésimo era considerado como una propiedad y su dueño podía hacer con él lo que quisiera. Torturarlo y hasta matarlo no estaba excluido de la ley. El maltrato de los esclavos romanos por sus
amos está bien documentado y las perspectivas para alguien en la circunstancia de Onésimo eran muy sombrías.


Sin lugar a dudas se había dirigido a Roma para alejarse lo más posible de su amo en Colosas. Quizá pensó que 965 km al otro lado del Mar Mediterráneo era suficiente distancia. Roma era una ciudad grande y sería fácil perderse entre el tumulto. Y aparentemente había gastado todo lo que le había robado a su amo para llegar hasta allí.

Sin dinero ni amigos y atemorizado, Onésimo conoció a Pablo. Pablo estaba en Roma bajo arresto domiciliario. Fue allí donde Onésimo se convirtió al cristianismo. En eso estaba su última esperanza: su amo, Filemón era un cristiano que conocía a Pablo. Es interesante notar que aunque su amo era cristiano, aparentemente las condiciones en la casa de Filemón eran lo suficientemente malas como para causar la fuga de un esclavo. Y Onésimo se convirtió no por la influencia de su amo, sino por la de Pablo, prisionero en Roma a cientos de kilómetros de distancia.

Pablo apreciaba a Onésimo. Ahora que Onésimo había confesado sus pecados y estaba arrepentido, se convirtió en el mejor amigo de Pablo, cuidándolo y también trabajando con él para compartir con otros las buenas nuevas de la gracia y el perdón de Dios.

Aunque Pablo no quería separarse de Onésimo, le aconsejó que regresara a su amo y le pidiera perdón. Para Onésimo, esto debió ser un desafío no pequeño. Pero Pablo no lo envió con las manos vacías. Lo envió con una carta, una promesa y una petición personal. Hoy tenemos esa carta en la Biblia como el libro de Filemón. En ella podemos leer la promesa y la petición.


Pablo prometió pagar personalmente todo lo que Onésimo le debía a Filemón. Y le pidió que tomara
a Onésimo, “ya no como a esclavo, sino como algo mejor: como a un hermano querido. [...] Recíbelo como a mí mismo [...]. Te escribo confiado en tu obediencia, seguro de que harás aun más de lo que te pido” (Filemón 16-21). Pablo no lo escribió con palabras, pero dio claras insinuaciones de que le gustaría que Filemón libertara a Onésimo, y quizás lo enviara de regreso a Pablo.

Pedirle a Filemón que recibiera y luego libertara a un esclavo fugitivo que le había robado era como pedir a un esclavo fugitivo que regresara a su amo con buena disposición. ¿Por qué razón Filemón, que probablemente estaba enojado en gran manera acerca de todo el asunto con Onésimo, haría una cosa semejante? ¿Por qué razón alguien perdonaría y hasta recompensaría una desobediencia tal?

Existía solamente una respuesta y una esperanza para Onésimo. El amor cristiano. Pablo lo mencionó en su carta cuando escribió: “Tengo noticias de tu amor y tu fidelidad hacia el Señor Jesús y hacia todos los creyentes” (vers. 5). Ese amor debía incluir el amor por su esclavo fugitivo, quien era un hermano en Cristo. Onésimo no había hecho absolutamente nada para ganar o merecer el amor de Filemón. Recibirlo de regreso sin castigarlo sería verdaderamente una acción de amor incondicional. ¿Y libertarlo? Eso desplegaría a plenitud el cristianismo de Filemón y demostraría a otros el amor y perdón que Jesús mostró por todos nosotros. El amor de Jesús y su muerte fue la mayor acción de amor incondicional y ahora Filemón tenía la oportunidad de mostrar el mismo amor y perdón por Onésimo.


No conocemos el final de esta historia. No sabemos lo que aconteció cuando Onésimo estuvo frente a frente con Filemón. Pero esperamos que Filemón haya respondido amando a Onésimo como Cristo lo amó a él, y podemos pedirle a Dios que nos conceda el mismo amor y perdón hacia los que nos hacen mal..




Share
Banner

Post A Comment:

0 comments:

Escribe tu comentario.